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¿Cómo registrar y proteger una marca?

4 de noviembre de 2021
Al igual que la escritura de un inmueble o el título de un vehículo, el registro de marca es la forma de resguardar el patrimonio y propiedad de este activo intangible. Cómo es el procedimiento y por qué es necesaria una estrategia activa de protección.

El nombre, logo e identidad de una empresa constituye uno de los activos intangibles más valiosos. La marca permite que los consumidores identifiquen al negocio, por lo que es clave para diferenciarse de la competencia y generar un vínculo estrecho con los clientes. Además, si está bien posicionada, tiene un valor monetario que puede ser incluso mayor a los activos tangibles del negocio, como la maquinaria, un edificio o los bienes muebles.

Registrar la marca es el primer paso para protegerla, ya que es el camino más directo para preservar ese patrimonio intelectual y ejercer su propiedad en forma legal. Así como el título de propiedad de un inmueble o la cédula verde de un automóvil, el registro de marca, como todo bien registral, otorga derechos a quien lo ostente. El trámite suele demorar más de un año, por lo que se recomienda iniciarlo aún antes de comenzar un nuevo negocio.

Pasos para el registro

Los trámites para el registro de la marca se realizan ante el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI), que es el organismo encargado de administrar las solicitudes y pedidos de los interesados. El proceso administrativo dura, como mínimo, entre 12 y 14 meses, ya que existe un tiempo prudencial de un año desde la solicitud hasta la aprobación final. En este lapso, el INPI recibe impugnaciones legales u oposiciones de terceros a los registros y habilita, si es el caso, las negociaciones para resolverlas.

Como existen cientos de miles de registros, es común que una vez registrada la marca, el titular de un registro similar -por nombre, logo u actividad- rechace la petición. Por definición, las marcas son un signo distintivo por el cual los productores, comerciantes o proveedores de productos o servicios diferencian sus productos o servicios en el mercado. En otras palabras, no puede haber una marca igual o muy similar a la otra operando en el mismo mercado.

El registro de la marca puede hacerse personalmente o a través de una agente. Conviene siempre buscar y revisar exhaustivamente las marcas ya existentes y, de encontrarse una similar, diferenciar a la propia, para evitar futuras impugnaciones y retrasar el trámite. Los expertos del rubro aseguran que cerca de un 35% de las solicitudes de marca nunca llega a finalizarse. Y el principal motivo es la falta de estudio previo sobre qué otras marcas similares están operando en la actividad.

Las marcas pueden registrarse en las 45 clases del Nomenclador Marcario Internacional. Estos refieren a diferentes mercados, 35 de productos y 10 de servicios, que corresponden a las actividades que el negocio realiza o realizará en un futuro. Pueden registrarse en la totalidad de la clase o bien en los diferentes productos o servicios incluidos en cada una de ellas.

Existen, por otra parte, tres tipos de marcas a registrar: denominativas, figurativas y mixtas. Las primeras son las compuestas única y exclusivamente por palabras, letras o números y sus combinaciones. Las figurativas son los símbolos gráficos, dibujos y logotipos. Y las mixtas son las que integran ambos componentes. Además, las marcas pueden estar constituidas por distintas características, como tridimensionales, sonoras o incluso olfativos y táctiles.

Consejos para protegerla

Una vez que la marca quedó oficialmente registrada, es conveniente hacer un seguimiento de la misma. Conocer las limitaciones del registro es el primer punto para protegerla. En principio, este no es perpetuo, sino que tiene una duración de 10 años. Por eso, como mínimo, el titular debe renovarla cada una década, en una acción que puede hacerse en forma indefinida. Por otra parte, el INPI solamente tiene jurisdicción en la Argentina, por lo que, si el negocio opera o se expandirá en el exterior, es necesario realizar el trámite ante la autoridad competente.

Los expertos también recomiendan utilizar el símbolo internacional de marca registrada, para advertir a otras personas o empresas y de esa forma desalentar que sea utilizada en forma no autorizada. En definitiva, una marca es un activo y debe cuidarse como tal. Su poder (y valor) radica en qué tan reconocida es entre el público y en los valores que despierta en los posibles clientes su lectura o visualización (lo que se conoce como posicionamiento).

En otro orden, la legislación argentina también permite las llamadas ‘marcas de defensa’. Esto es esencial para proteger un nombre, aun cuando no se lo utilice ni vaya a utilizar en el futuro. Por ejemplo, una personalidad pública puede registrar su nombre, a fin de evitar que otra persona lo haga y utilice con fines comerciales. Esta estrategia es utilizada en nuevos negocios, cuando una marca extiende el registro en actividades que no realiza en la actualidad, pero para cubrirse de terceros o adelantarse a una posible expansión del negocio.

Registrar una marca no es una tarea sencilla. Por eso, a la hora de invertir en un negocio, es aconsejable reservar un capital para asesorarse con expertos, no solo para el registro sino para mantener segura la marca en forma continua, defendiéndola cuando otros interesados quieran registrar una similar. Como el seguro de un auto o de un negocio, es la forma más económica de afrontar un posible riesgo a futuro sobre los bienes de nuestra empresa.