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Finanzas y costos

5 pasos para medir la gestión financiera

4 de noviembre de 2021
Desde el flujo de caja hasta la administración de pasivos y activos son algunos puntos a analizar cuando se mide la eficiencia de la gestión financiera. Hacerlo permite reducir riesgos y aumentar la rentabilidad.

Actualizar los flujos de caja, relevar inventarios y llevar los registros de cuentas por cobrar y pagar, entre muchas otras tareas, suelen ser parte de la rutina diaria de la gestión financiera de cualquier negocio. A esta lista debe agregarse un componente más: la medición. A menudo relegado por la rutina del día a día, esta tarea es esencial para anticipar problemas tales como quiebres de caja, evitar riesgos innecesarios y garantizar la salud de la empresa en el largo plazo.

La medición debe ser una tarea constante y en ella deben colaborar con información concreta, certera y actualizada otros sectores de la empresa, como Operaciones o Ventas. El objetivo es anticiparse a escenarios futuros y maximizar el rendimiento del flujo de cajas. A continuación, te presentamos cinco claves para tener en cuenta en la medición de la gestión financiera:

1) Activos

Relevar el inventario y estudiar el estado de las cuentas por cobrar son dos puntos clave a estudiar en este aspecto. En primer lugar, se recomienda analizar el estado del stock, si resulta ‘vendible’ y los costos para su reposición, entre otros aspectos. Hacerlo permitirá motorizar, por ejemplo, los costos de transporte en productos estacionales. En segundo lugar, es clave evaluar los métodos de pago elegidos por los clientes y cómo éstos varían a lo largo del tiempo. Si se identifica que los plazos de cobro se alargan, una posibilidad podría ser aplicar una política de intereses y actuar en consecuencia en relación a nuestras deudas.

2) Pasivos

Este aspecto es el más crítico a tener en cuenta y es el que suele generar más inconvenientes en vistas a la sustentabilidad de los negocios. Tasas de interés, distribución en el tiempo de las cuentas y análisis de las garantías otorgadas son algunos puntos a tener en cuenta. Lo ideal es dividir las necesidades de capital en el corto, mediano y largo plazo y, luego, proyectar su financiación en forma separada. De esta manera, se evita pagar gastos corrientes con un crédito para inversión.

3) Compras

Las adquisiciones de stock o de otros bienes y servicios dentro de la empresa no deben escapar del análisis de la gestión financiera. Y eso significa un trabajo cotidiano con el sector Compras, más allá de los conocidos presupuestos anuales. Elegir el momento de comprar es clave y debe seguir un criterio más financiero que operacional: ¿el descuento por compra en cantidad es mayor a los intereses devengados si se elige hacerlo en tandas? ¿cómo evolucionará el costo de reposición? ¿Qué nivel de rotación real de mercadería tendré en los próximos meses?

4) Ganancia real

El resultado de la operación en las empresas suele seguir criterios muy generales. La medición en este punto debe estar orientada a generar patrones de rentabilidad a nivel de producto, formas de pago, tipo de consumidor y descuento otorgado, entre muchos otros aspectos. Conocer la rentabilidad marginal de los productos -para lo que se requiere conocer sus costos reales- permitirá orientar las acciones de venta a maximizar la rentabilidad sobre el volumen. Los vendedores deben conocer cuál es la ecuación de rentabilidad máxima para la empresa.

5) Flujo de caja

Tras la medición de pasivos, activos, compras y utilidades es la hora de analizar el cash-flow de forma integral y con el mayor grado de previsibilidad y detalle posible. Las mejores decisiones sobre cuándo hacerse de stock, cancelar o tomar deuda o invertir utilidades surgen cuando la empresa conoce con antelación cuál será su status financiero en tres, seis o nueve meses. La recompensa es grande: minimizar los riesgos y aumentar la rentabilidad.

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